Ciberdelincuencia en la escuela: ¿a qué peligros nos exponemos?
Con la vuelta al cole, recordamos de qué formas podemos proteger a los menores de los delitos en la red.
Grooming, sexting, griefing, ciberbaiting, trolling... son ciberdelitos que han aumentado en los últimos años. ¡Te explicamos su significado!
Marina Barriendos | 14.09.2020
El incremento del uso de la tecnología en los últimos años ha supuesto un aumento considerable de los delitos en la red. Muchos delincuentes, convertidos en ciberdelincuentes ahora, han adaptado sus fechorías a los canales online. El anonimato que Internet les brinda hace que sea más complejo encontrar su rastro.
Para protegernos de estos delincuentes es fundamental conocer qué tipo de delitos se están cometiendo. Aunque todos estamos familiarizados con estafas, suplantaciones de identidad o ciberacoso, a pocos nos suenan otros delitos relacionados como el phishing, el grooming, el sexting, el griefing, el ciberbaiting o el trolling.
¡Veamos su significado a continuación!
Las falsificaciones se han perfeccionado gracias a la multitud de aplicaciones y herramienta que existen y, con el auge de internet, las estafas también se han multiplicado. Desde las más simples, como el cobro de fianzas de alquileres vacacionales inexistentes o la venta de artículos que nunca llegan a casa, hasta las más elaboradas.
Los ciberdelincuentes engañan al usuario para obtener su dinero o sus datos confidenciales a través de webs y perfiles falsos. De ahí a que nos encontremos con el uso fraudulento de tarjetas de crédito, timos en subastas y comercios electrónicos, saqueos en cuentas corrientes y un larguísimo etcétera.
Uno de los medios más usados para la comisión de este tipo de delitos es la suplantación de la identidad o phishing. Mediante esta técnica, se obtienen los datos de manera fraudulenta y luego los usan para delinquir: o bien para estafar a quien se los han “pescado”, o bien para estafar a otra persona haciéndose pasar por la primera.
Cuando este tipo de delitos se comenten contra empresas, hablamos de ciberataques. El delincuente, en estos casos, intenta vulnerar la seguridad de la organización para cometer cualquiera de las infracciones antes apuntadas, adueñarse de bases de datos de clientes e incluso hacerle perder su reputación.
Hay otro tipo de delitos que, por desgracia, también han crecido como consecuencia de la gran repercusión de los canales online. Se trata de aquellos que atentan contra la integridad moral de la persona, las amenazas y las coacciones. Ejemplo de ello es el ciberacoso o ciberbullying, en que se humilla, amenaza o se miente sobre una persona de manera reiterada y constante a través de internet (redes sociales, WhatsApp, videojuegos en línea…). El efecto multiplicador de las redes y su viralidad puede provocar un alcance inimaginable.
Otro delito de nueva creación que también se considera acoso es el griefing. Es el acoso dentro de un videojuego o en el chat de este, donde se suelen difundir mensajes insultantes o de tipo sexual o íntimo. Ciberbaiting, en cambio, significa ridiculizar, injuriar y atentar contra el honor del profesor por parte de alumnos, bien insultándole, editando la imagen o video con música o gráficos que le denigren y haciéndolo correr por las redes.
El delito de revelación de secretos también se ha extendido. La facilidad de darle al botón de “compartir”, “publicar” o “reenviar” en una publicación en las redes sociales hace que, incluso de manera imprudente, se difundan informaciones privadas sin el consentimiento para ello.
Así que, ojo con la tendencia rápida e impulsiva de darle a “compartir”, dado que es más peligrosa de lo que parece, ya que somos responsables de lo que ayudamos a divulgar.
Una de las variantes de este delito es el sexting, que es la difusión de contenido sexual a través de las redes (fotografías o vídeos de la expareja, por ejemplo), que se ha obtenido con permiso pero que se comparte sin su consentimiento.
También existen conductas como el grooming, que es cuando un adulto, escondido tras un avatar o haciéndose pasar por un niño, establece lazos de amistad y confianza con un menor a través de Internet. El objetivo del adulto es conseguir información personal, fotografías y vídeos, de contenido cada vez más íntimo, para su satisfacción sexual. Este contenido lo utilizará, además, para acosarle, amenazándole con publicarlo si no hace lo que él quiere.
Por último, es importante saber que el comportamiento de los trolls en internet también puede ser delictivo. El trolling es la acción de publicar comentarios provocadores, despectivos o incendiarios en foros, chats, grupos de noticias, blogs, biografías de Facebook... con la intención de molestar, provocar o crear controversia no constructiva, siendo ofensivo para las personas a las que se dirigen. Un ejemplo podría ser la difusión de mensajes denigrantes para víctimas de accidentes o de ataques terroristas cuando se rinde homenaje. Obviamente, se les puede imputar delitos como injurias o calumnias, así como relacionarlo con muchos otros de odio.
Como es evidente, los ciberdelitos son muy variopintos y suponen un reto constante. Por ello, lo mejor es hacer un buen uso de las redes, ser conscientes de lo importante que es tener el control de nuestros datos y mantener la confidencialidad y, sobre todo, ser precavidos con el uso que hacemos de las tecnologías.
¡No hagamos nada en las redes que no haríamos en nuestra vida offline!
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