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Cuando acudimos a una entidad de crédito para gestionar la concesión de un préstamo hipotecario, una de las primeras cuestiones que nos viene a la cabeza es si nos interesa más una hipoteca a tipo fijo o a tipo variable.

Diferencias entre Tipo Fijo y Variable

Hipoteca a Tipo Fijo

En una hipoteca a tipo fijo, desde un primer momento sabemos qué cuota mensual vamos a pagar durante toda la vida del préstamo, ya que esta cuota va a permanecer inalterable hasta que acabemos de pagar la hipoteca.
Esto nos aporta seguridad y nos permite despreocuparnos ante posibles escenarios de subidas de los tipos de interés.

Hipoteca a Tipo Variable

En una hipoteca a tipo variable, el tipo de interés se revisa cada cierto tiempo, ya sea anualmente o semestralmente, en función de la evolución del índice de referencia que nos apliquen (por ejemplo, el Euribor) más el diferencial que hayamos pactado con la entidad bancaria, lo que implica que tendremos que pagar una cuota mayor si los tipos de interés suben y por el contrario pagaremos menos si los tipos de interés bajan.

Antes de tomar una decisión, ten en cuenta…

Hasta aquí resulta sencillo de entender, pero hay que tener en cuenta una serie de variables a la hora de tomar una decisión.

Nivel Actual de Ingresos

Conviene saber que las hipotecas a tipo fijo suelen establecer de inicio un interés mayor que las hipotecas a tipo variable.

Los plazos de amortización de las hipotecas a tipo fijo acostumbran a ser más cortos, como máximo de 20 años, y ambos factores unidos suponen que el consumidor tendrá que hacer frente, al menos en un principio, a un esfuerzo económico superior para hacer frente al pago de la hipoteca.
Esto supone que un primer elemento qué debemos tener en cuenta es cuál es nuestro nivel actual de ingresos y que expectativas de ingresos tenemos en un futuro, ya que es posible que nos interese pagar un importe inferior durante los primeros años de la hipoteca en los que los ingresos, sobre todo si se trata de personas jóvenes suelen ser más limitados.
Por el contrario, si creemos que nuestros ingresos se van a mantener estables en el tiempo, quizás nos convenga más una hipoteca con un interés fijo que nos proteja frente a la volatilidad del mercado.

Plazo de Amortización

Otro factor importante es el plazo de amortización, ya que en principio las hipotecas a tipo fijo suelen ser más indicadas para plazos cortos de tiempo.

Amortización de Capital

Otro factor que juega a favor de los préstamos a interés variable, es que en estos se amortiza capital más rápidamente durante los primeros años, lo que en cierto modo atenúa el impacto de una posible subida de tipos.

La opinión de nuestro experto

Javier Sanguino, uno de nuestros especialistas, nos invita a reflexionar sobre ello, ya que, aunque llevamos meses con el Euribor (el índice de referencia utilizado en la mayoría de las hipotecas) en negativo, esto no ha sido siempre así, puesto que en el año 2008 llegó a superar el 5%. De hecho, todas las previsiones apuntan a un cambio de tendencia y por lo tanto a un alza de tipos en la zona euro.

Es cierto que esta subida no será inminente ni inmediata y que es imposible hacer previsiones más allá de dos o tres años, por lo que los riesgos en caso de optar por una hipoteca a interés variable no se pueden minimizar.

No obstante, sí que existe un consenso entre los especialistas en qué, para considerar que una hipoteca a tipo fijo salga rentable, el Euribor tiene que situarse por encima del 2% de forma sostenida en el tiempo, algo que de momento no se vislumbra a corto plazo, si bien no es ni mucho menos un escenario descartable.

Como vemos, existen pros y contras en ambos supuestos, por lo que no es posible hacer una recomendación que sea válida con carácter general, ya que esto depende de cuál sea nuestro perfil, nivel de ingresos, de las propias condiciones que nos ofrezca la entidad financiera y de la mayor o menor tolerancia que podamos tener frente al riesgo de subidas futuras de los tipos de interés.