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El propietario de una vivienda podrá interponer una reclamación si la molestia causada es habitual y supera lo que establece la normativa municipal
El ahorro y el ruido no son siempre compatibles. La reciente reestructuración del sistema de las tarifas de la electricidad, que establece una franja horaria de lunes a viernes de 00.00 a 08.00 en la que el consumo será mucho más económico, tiene como finalidad trasladar el consumo a las denominadas ‘horas valle’.
Esto puede suponer un ahorro considerable para el consumidor, si hace un uso racional de los aparatos, priorizando el uso de estos dentro de esa franja horaria. Sin embargo, como contrapartida, este cambio de pautas puede ocasionar conflictos entre vecinos, especialmente por el uso de ciertos aparatos que pueden causar ruidos molestos y afectar al descanso del resto de residentes.
El abogado de ARAG, Javier Sanguino, explica que “si un vecino decide poner la lavadora de madrugada, de forma puntual, lo único que podremos hacer es hablar con él y hacerle entrar en razón”. Si por el contrario el ruido se convierte en algo habitual, es conveniente dirigirse al presidente de la comunidad de propietarios y solicitar por escrito la convocatoria de una Junta Extraordinaria para abordar esta cuestión. Sanguino apunta que “lo ideal sería llegar a un acuerdo para establecer unos criterios consensuados sobre el uso de estos aparatos en determinados horarios”.
En el caso de que algún vecino, de forma sistemática, decida ignorar estos criterios, lo primero que debería hacerse es enviarle un requerimiento fehaciente (telegrama con acuse de recibo, burofax…) para que se abstenga de realizar estas actuaciones que están afectando al descanso de los vecinos y a la convivencia dentro de la Comunidad.
Si se negara a atender dicha solicitud, siempre quedaría la opción de presentar una queja al Ayuntamiento para ver si es posible realizar algún tipo de mediación o solicitar que se inicie un procedimiento sancionador en caso de que se estuviera vulnerando alguna disposición contenida en las ordenanzas municipales.
En última instancia el propietario afectado podría recurrir directamente a los tribunales. El abogado de ARAG incide en la importancia de “contar con un informe de medición acústica para tratar de determinar si se están superando los límites de decibelios previstos por las ordenanzas municipales”. Además, es fundamental recabar el mayor número de pruebas que sirvan de refuerzo para la presentación de la demanda, así como contar con el apoyo de al menos una parte de los vecinos para que dicha demanda pudiera llegar a resultar viable.
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