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Sin importar el sector en el que se desempeñe una persona autónoma, la seguridad y la salud deberían ocupar un papel clave en su día a día.
Mª José Sanchez | 03.09.2025
Trabajar como autónomo implica asumir muchos retos y responsabilidades, y uno de los aspectos más importantes, aunque a veces olvidado, es la prevención de riesgos laborales. En este artículo, exploraremos por qué la prevención de riesgos no es solo cosa de grandes empresas y cómo las personas autónomas pueden protegerse frente a los riesgos profesionales para asegurar la continuidad y el bienestar en su actividad.
Cuando se habla de prevención de riesgos laborales, casi siempre se piensa en empresas con trabajadores asalariados. Pero en España hay más de 3,3 millones de autónomos, y muchos de ellos trabajan en sectores con riesgos importantes: construcción, transporte, mantenimiento, industria, entre otros.
Aunque la ley no obliga igual a un autónomo que a una gran empresa, la seguridad y salud en el trabajo también son fundamentales para los autónomos, porque su bienestar físico y mental es su principal herramienta de trabajo.
Sin salud, no hay actividad, y sin actividad no hay ingresos, por lo que siempre es recomendable utilizar los equipos de protección adecuados al oficio, contratar un seguro que cubra los accidentes y las situaciones de incapacidad y revisar estado de herramientas y vehículos para que estén siempre en buen estado.
Si como autónomo trabajas solo, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales no te obliga a tener un plan de prevención ni a hacer evaluaciones de riesgos para ti mismo si trabajas sin empleados.
Esto significa que no tienes que contratar un servicio de prevención ni hacer reconocimientos médicos periódicos como sí ocurre con las empresas con trabajadores por cuenta ajena. Pero, aunque la ley no lo exija, el autónomo debe velar por su salud y trabajar con seguridad, dado que el mismo es su propia fuente de ingresos.
Si como autónomo trabajas para otras empresas, aunque sigas siendo autónomo sin empleados, y prestas tus servicios en el centro de trabajo de otra empresa (por ejemplo, como electricista o fontanero, en una obra) entras en el régimen de coordinación de actividades empresariales.
Tendrás que informar de los riesgos propios de tu actividad, cumplir con las normas de prevención que te indique la empresa principal, acreditar la formación cuando sea obligatoria o tener los documentos de prevención que se le requieran.
La construcción es uno de los sectores con más siniestralidad por lo que en dicho sector el autónomo, incluso sin empleados, tiene que cumplir requisitos adicionales, tales como llevar equipos de protección, realizar la formación específica o ajustar los planes de seguridad con el coordinador de obra.Tendrás que informar de los riesgos propios de tu actividad, cumplir con las normas de prevención que te indique la empresa principal, acreditar la formación cuando sea obligatoria o tener los documentos de prevención que se le requieran.
En conclusión, la prevención de riesgos no es solo un papel que exige la ley, es una cuestión de salud y de futuro. Para un autónomo, un accidente no significa solo una baja, sino la posible ruina del negocio. Por eso, aunque la ley no te obligue en muchos casos a llevar un plan escrito, sí te obliga el sentido común y el cuidado de tu propio trabajo.
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