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¿Te has hecho daño en el gimnasio y no sabes si puedes reclamar o cómo? ¡Te lo contamos en este artículo!
Regina Gilabert | 15.09.2025
Las lesiones en el gimnasio es un tema que preocupa a la mayoría de los usuarios, ya asistan por devoción o por salud, o por ambos motivos. En más de una ocasión llevamos a nuestro cuerpo al límite y es que nadie es inmune a las lesiones y ningún cuerpo es indestructible.
La realidad es que no, no todos los accidentes sufridos en centros deportivos dan derecho a indemnización, sobre todo cuando la culpa es solo del usuario.
Es más, han sido los jueces quienes han perfilado unas listas, como, por ejemplo:
Por regla general, los jueces consideran que son los gimnasios y centros deportivos quienes tienen la obligación de mantener sus máquinas en buen estado para evitar accidentes.
Es decir, si un aparato se rompe y causa daño a un usuario, el gimnasio debe hacerse responsable, generalmente a través de su seguro de Responsabilidad Civil, que es obligatorio para estos centros.
Además, si los clientes utilizan equipos peligrosos sin supervisión o si el gimnasio no les informa adecuadamente sobre su uso, esto se considera una negligencia.
Los jueces también han señalado que los menores requieren una atención especial con l cual, muchas veces no basta con carteles con normas de uso y advertencias para eximir al gimnasio de su responsabilidad en este caso.
Sí, los hay y aquí nos podemos encontrar con indemnizaciones “en parte”, es decir, la culpa se reparte entre el cliente y el gimnasio lo que lleva a compensaciones parciales.
Por ejemplo, si una persona tropieza al correr en una cinta. Aunque podamos pensar que correr implica un riesgo natural, el gimnasio podría tener parte de culpa si no había ningún monitor supervisando.
Lo que hacen los jueces en estos casos es analizar tanto el riesgo asumido por los clientes como la negligencia del gimnasio, llegando a decisiones en las que la responsabilidad puede ser compartida.
Cuidar tu cuerpo es tan importante como entrenarlo. El gimnasio fortalece tus músculos, pero la prudencia preserva tu bienestar. Entrena con pasión, pero ¡no olvides nunca tus derechos!
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