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Agustín es propietario de un piso céntrico en su ciudad de origen. Hace varios años decidió alquilarlo a través de un programa especial de su comunidad autónoma, que ayuda a los jóvenes y personas desfavorecidas económicamente para que puedan acceder a un alquiler de una vivienda. El caso es que los primeros años no tuvo ningún problema con su inquilina pero el último año su inquilina no le pagaba las rentas. Se armó de paciencia pero la situación no mejoraba así que intentó por todos los medios hablar y solucionar el problema con su inquilina. Como nada cambió, inició los trámites de desahucio. Una vez pudo entrar en su piso, comprobó que tenía daños diversos.

Solución

Como Agustín formaba parte del programa de ayudas, en su día tuvo que contratar una póliza de hogar. En esa póliza tenía cubiertos los actos vandálicos o malintencionados de su inquilina. Su aseguradora envió a un perito para valorar los destrozos en la vivienda. En su informe los detalló de la siguiente manera: pintura, reparación de desconchones, agujeros, humedades, arreglo y sustitución de la puerta principal, arreglo de marcos de madera exterior y puertas de las estancias, revisión y sustitución de electrodomésticos que no funcionaban, arreglo o reposición de mobiliario roto, todo por un valor de 4.000€. Su aseguradora llamó a Agustín y le informó que no le quedaba cubierto porque no se trataba de actos vandálicos. No conforme con su seguro, llamó a ARAG para ver qué se podía hacer.

ARAG le solicitó el informe pericial de su compañía y la póliza de hogar para estudiar la viabilidad de su caso. Agustín envió unas fotografías como prueba de los daños y esperó a tener noticias. Cuando lo llamaron desde ARAG le esperaban buenas noticias porque tras estudiar sus garantías y cláusulas le dijeron que su aseguradora sí debía darle cobertura a su caso porque se hablaba de actos vandálicos y/o malintencionados. El siguiente paso fue contactar con la aseguradora para reclamar en nombre de Agustín pero no hicieron caso. El tema se pasó a uno de los abogados de ARAG que demandó a la compañía del seguro de hogar y tras sentencia, el juez los condenó a pagar el importe máximo de la cuantía contratada en póliza por actos vandálicos, que ascendió a 3.000€.

Alquilar una vivienda puede conllevar a muchas situaciones incómodas e injustas para los propietarios. Agustín lo sabía y por esa razón contrató un seguro de ARAG Alquiler. Gracias a este seguro, sus derechos como propietario fueron defendidos frente a su inquilino y como asegurado, sus derechos fueron protegidos frente a su propia compañía de seguros del hogar.

 

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