A la hora de alquilar una vivienda, el pago o el retorno de la fianza puede convertirse en un punto de fricción entre el propietario y el inquilino. En este artículo aclaramos qué es y para qué sirve esta fianza, qué cantidad está estipulada a entregarse por ley y otras garantías que se pueden pactar entre las partes.

 

¿Qué es la fianza de alquiler y para qué sirve?

La fianza de alquiler es una de las garantías que tiene el propietario para que el inquilino cumpla con las obligaciones estipuladas en su contrato.

Esta fianza, que corresponde a una mensualidad de la renta pactada y que el propietario deberá depositar en el organismo público de vivienda de su comunidad autónoma, se retornará al inquilino cuando finalice el contrato, a no ser que éste haya ocasionado algún desperfecto en la vivienda o tenga pendiente de pago gastos de suministros o rentas. En ese caso, el propietario se quedará con la parte correspondiente de la fianza.

¿Puede cambiar el importe de la fianza de alquiler?

La fianza no se actualizará durante los tres primeros años de duración del contrato. Pese a ello, podrá ser incrementada o disminuida cada vez que el arrendamiento se prorrogue para que siga equivaliendo a un mes de renta.

¡Ojo! Esta fianza no puede ser usada como pago de la última renta por parte del inquilino. Éste estará obligado a seguir pagando las rentas hasta que finalice el contrato.

Otras garantías que se pueden pactar en el contrato de alquiler

Asimismo, además de la fianza, también se pueden pactar en el contrato de alquiler otras garantías adicionales para el cumplimiento, por parte del arrendatario, de las obligaciones del contrato. Estas garantías podrían ser: un aval bancario, un aval personal o un depósito adicional.