¿Cómo serán los juicios después del estado de alarma?

Presencialidad en la sala

A modo de ejemplo, en relación con el principio de inmediación, vemos que los miembros del poder judicial están obligados a estar presentes en todas las diligencias judiciales en que hayan sido requeridos. Por lo que, ante las dispensas actuales de presentación física, vemos un problema evidente.

En este mismo sentido, y aunque nos sorprenda, ya en 2005 el Tribunal Supremo se pronunció respecto a las vistas orales no presenciales, resolviendo de forma negativa a la realización de juicios telemáticos. Es decir, determinó que no se garantizaba la inmediatez de la prueba y tumbó una sentencia dictada siguiendo este sistema tan innovador en ese momento.

Pese a la obligación de tomar todos los mecanismos de seguridad necesarios, creemos imprescindible que el juez analice todas las comunicaciones que se derivan de unas declaraciones. La palabra es únicamente una parte de lo que comunicamos y, de hecho, el juez necesita captar todas las señales para poder determinar con la mayor fiabilidad posible quién de los participantes en un procedimiento goza de mayor credibilidad.

No es para nada excepcional que el juez, en los interrogatorios, haga uso de estrategias para intentar descubrir quién de los presentes está siendo sincero fijándose en los gestos con las manos, la postura general del cuerpo, la mirada a los interlocutores, etc. Durante un interrogatorio a un testigo, el juez intervino de repente para preguntar si, mientras sucedía lo que estaba detallando, el testigo estaba sentado o de pie. Esta pregunta tenia la única intención de valorar la velocidad en que respondía para confirmar si decía la verdad o no.